Proceso de Socialización
La primera infancia es el
periodo en el que tiene lugar el proceso de socialización más intenso, cuando
el ser humano es más apto para aprender. Desde que se nace se está
aprendiendo y se continúa haciéndolo
hasta la muerte. Así como no todos los
niños gatean, caminan o hablan a la misma edad, tampoco para aprender hay una
edad fija. Los niños difieren unos de
otros en cuanto a su ritmo de aprendizaje, de ahí la importancia de ofrecer
estímulos, experiencias o materiales que contribuyan en el aprendizaje, ya que
el proceso mismo lo realizan los propios niños.
Este proceso mediante el cual los niños aprenden a
diferenciar lo aceptable (positivo) de lo inaceptable (negativo) en su
comportamiento se llama socialización. Se espera que los niños aprendan,
por ejemplo, que las agresiones físicas, el robo y el engaño son negativos, y
que la cooperación, la honestidad y el compartir son positivos. Algunas teorías
sugieren que la socialización sólo se aprende a través de la imitación o a
través de un proceso de premios y castigos. Sin embargo, las teorías más
recientes destacan el papel de las variables cognitivas y perceptivas, del
pensamiento y el conocimiento, y sostienen que la madurez social exige la
comprensión explícita o implícita de las reglas del comportamiento social
aplicadas en las diferentes situaciones.
Sin embargo, la socialización del niño durante la
infancia no constituye en sí una preparación suficiente y perfecta, sino que a
medida que crece y se desarrolla su medio ambiente podrá variar exigiéndole
nuevos tipos de comportamiento. Por lo
tanto es fundamental ir enfrentando a nuestros niños y niñas a diversos
ambientes: familiar, escolar, comunal y otros...
Los diversos aspectos del desarrollo del niño abarcan
el crecimiento físico, los cambios psicológicos y emocionales, y la adaptación
social. Motivar a nuestros hijos a relacionar y socializar,
redundará en beneficio de una sana personalidad. Ya que esto permitirá a
los niños aprender a evitar
conflictos y a manejarlos cuando inevitablemente ocurren. Los padres
excesivamente estrictos o permisivos limitan las posibilidades de los niños al
evitar o controlar esos conflictos.
Comentarios
Publicar un comentario